El primer reto es saber dónde concentrar los esfuerzos. Hay muchas fuentes de opiniones y comentarios, desde los medios de comunicación tradicionales hasta las redes sociales, como Twitter y Facebook. Puede resultar difícil determinar a qué fuentes se debe prestar más atención. Además, cada fuente tiene normas y procedimientos diferentes para responder a las opiniones de los clientes, por lo que es importante que las empresas se mantengan al día de los últimos avances en tecnología y procesos de seguimiento de las opiniones.
El segundo reto es gestionar adecuadamente las reseñas o quejas negativas. Cuando un cliente deja una reseña negativa o una queja sobre su marca en Internet, es esencial que responda con rapidez y profesionalidad para no dañar aún más su reputación. Lo ideal sería abordar las cuestiones planteadas en la publicación original antes de tomar medidas como retirarla de la vista del público o escalar el asunto a otra instancia si es necesario.
Por último, también existe el problema de estar al tanto de todas las opiniones y comentarios que se reciben en varias plataformas a la vez, sobre todo si proceden de clientes que nunca han interactuado con la empresa. Para ayudar a gestionar este proceso de forma eficaz, las empresas deben invertir en potentes soluciones de software diseñadas específicamente para supervisar los comentarios de los clientes en línea: herramientas como el análisis de opiniones pueden proporcionar información valiosa sobre cómo se sienten los clientes con respecto a su experiencia con un producto o servicio concreto. Al recopilar estos datos con regularidad y a lo largo del tiempo, las empresas pueden tomar decisiones informadas basadas en experiencias reales de los clientes, en lugar de basarse únicamente en pruebas anecdóticas.