Las personas que simplemente quieren navegar por Internet de forma anónima y esquivar diversos tipos de filtros web y límites a menudo recurren a los proxies compartidos. También pueden ser una gran opción para acceder a sitios web y servicios desde distintos lugares. Esto podría ser especialmente beneficioso para obtener mejores ofertas en servicios de streaming, billetes de avión, gadgets, etc.
Por otro lado, si posee una entidad empresarial y desea proteger la infraestructura de su red corporativa de miradas invasoras, un proxy compartido puede servirle. Siempre que ofrezca suficiente ancho de banda, puede utilizarlo como capa de seguridad adicional e incluso controlar a qué pueden o no acceder sus trabajadores en la red mundial.
¿Qué hay que tener en cuenta antes de decidir entre proxies compartidos y dedicados?
Si estás intentando determinar qué proxy es el mejor para tu situación particular, hay un par de cosas que debes tener en cuenta. Hay varios tipos de proxies con ventajas y desventajas distintas. La cantidad que tendrás que pagar depende del nivel de privacidad que necesites, de la finalidad que vaya a tener y de cuánto dinero puedas gastarte. Antes de decantarte por una opción, asegúrate de tener en cuenta todos estos factores.
Los proxies dedicados ofrecen mayor seguridad
Utilizar proxies compartidos puede ser barato, pero es importante saber quién más puede tener acceso. Podría quedar expuesto a piratas informáticos y spammers si desconoce la identidad del proveedor del servicio. Los proxies dedicados proporcionan privacidad, ya que están reservados sólo para usted y requieren un acceso autenticado, lo que significa que nadie más tiene acceso o la capacidad de ver qué datos se intercambian. Esto garantiza que su información personal permanezca segura en todo momento al utilizar un servicio proxy fiable.
También son más rápidos y fiables
El principal inconveniente de los proxies compartidos es que son utilizados por varios usuarios, lo que puede provocar velocidades lentas debido a actividades que consumen mucho ancho de banda. Cuando demasiadas personas utilizan el mismo proxy a la vez, puede dejar de funcionar por completo. Con los proxies residenciales o de centros de datos dedicados, los usuarios tienen un control total sobre quién accede a su proxy y cómo se utiliza. Además, no hay necesidad de preocuparse por la disminución de la velocidad de Internet debido a una sobrecarga de otras personas que utilizan la misma conexión.
No tiene que preocuparse por el spam y los anuncios
Utilizar un proxy compartido gratuito puede no costarte dinero, pero tus datos personales (como tu dirección de correo electrónico) podrían ser vendidos a spammers y hackers. Esto significa que si algo se regala, tú eres el producto con el que se comercia. Para mantenerte a salvo, merece la pena pagar por un servicio proxy privado premium, ya que protege ambos extremos de cualquier riesgo potencial y mantiene segura tu dirección IP independientemente de la actividad que realices en Internet. El precio de este tipo de proxy será el que cobre el proveedor.